En Oro y noche se encuentran recopilados, en forma de poesía y relato, algunos fragmentos de esas historias, o quizá son ilusiones que navegan entre los brazos de un hada o los besos de una ninfa.
Pero a fin de cuentas son palabras, palabras que son inspiradas por la mujer: desde una temerosa adolescente hasta la dama que comercia con sus encantos.
Así, el autor nos sorprende con un aspecto desconocido en su faceta como escritor, y entre esas caricias al oído y sentimientos encendidos, nos damos cuenta de que es la pasión la sustancia principal de estas historias.
Sí, aquí hay palabras, emociones y fantasías; aquí hay sueños: soñemos entonces.
Soy tapatío de nacimiento. En mi etapa de estudiante trabajé en varios oficios y empleos, los que me dieron amigos e historias; algunos de esos amigos se alejaron, algunas de esas historias esperan para ser contadas. Siempre he disfrutado de caminar por las calles de la ciudad, sus grietas y bondades; el silencio cada vez más distante de la medianoche. A través de estos recorridos pude conocer un poco lo que hay dentro de mis pensamientos, o al menos me ayudó a que la imaginación agitara sus alas. Con el tiempo tuve la idea de escribir algunas palabras, las cuales las circunstancias convertirían en novelas, cuentos y poemas. Escribí los libros: IRC, historia de mi diálisis; Bastian, siempre seremos amigos; Una esperanza de vida, crónica de un trasplantado renal; Hoy y siempre amigos; Sueños de Luna; Oro y noche y Labios de carmín. También he participado en algunas revistas y antologías. Tuve la suerte de toparme con grandes personas de los cuales he aprendido y estoy seguro que seguiré haciéndolo.
Y a seguir andando que el camino está lleno de sorpresas.